La capital checa deslumbra. Da placer recorrer esas calles llenas de historia.
Luego de un vuelo desde Londres, llegamos a la medianoche a la capital checa. Por suerte teníamos reservado un transfer con el hotel Neruda. Altamente recomendable este alojamiento, ubicado en el barrio de Mala Strana. Cerca del puente de Carlos y camino al Castillo de la ciudad. Habitaciones que combinan lo antiguo con lo moderno y un desayuno de primerísima calidad!
Praga es una ciudad bellísima. Pudimos recorrer bastante el casco histórico de la ciudad y quedamos enamorados. El punto neurálgico de la ciudad es la Plaza de la ciudad vieja que tiene, a muy pocos metros, el reloj astronómico, ícono de la ciudad.
Allí fuimos a la mañana luego del desayuno. La plaza por lo general está atestada de turistas y de guías ofreciendo sus city tours.
El reloj astronómico es el reloj medieval más famoso del mundo, construido en 1410 y perfeccionado luego con el correr de los años. Los detalles son realmente fascinantes y de una belleza difícil de describir.
Luego de apreciar el lugar, conseguimos un freetour con la gente de Prg Tours, que nos llevó a recorrer y contar con mayor detalle los lugares más importantes de la ciudad, como los citados anteriormente, el Puente de Carlos, la torre de la Pólvora y el Teatro de los Estados, entre otros.
Por la tarde hicimos otro tour, el del Castillo de Praga. El castillo fue, históricamente, la residencia de las clases reales y gobernantes. Es considerado el castillo antiguo más grande del mundo. Tiene 570 metros de largo y, en promedio, un ancho de 130 metros.
En el complejo del Castillo se encuentra la catedral de San Vito, impactante. Se puede recorrer también el Jardín Real y el Callejón de Oro. Este último caracterizado por la presencia de coloridas y antiguas casas del siglo XVI que, en su momento, acogieron a escritores, poetas y artistas. Es una callecita muy pintoresca de visita super recomendada.
Barrio Judío de Praga
✡ La historia de los judíos en Praga tiene larga data. Tras su asentamiento, sufrieron el hostigamiento de la Iglesia Católica, que los hizo recluirse en un gueto ubicado junto al Barrio Viejo, actual centro turístico de Praga.
Tras buenas y malas, el barrio judío cobró vital importancia, convirtiéndose en uno de los más importantes de Europa. Para mediados del siglo XIX, la tolerancia dominaba entre las diferentes religiones y culturas convivientes en Praga.
Ya con los sucesos más conocidos del exterminio nazi, el pueblo judío de Praga no fue excepción. La mayoría de los judíos fueron enviados a campos de concentración, con su final sentenciado.
Los puntos más interesantes que visitamos fueron las sinagogas Vieja Nueva y la Pinkas, además del cementerio.
La Vieja Nueva es la más antigua de toda Europa (1270). Una de las leyendas que sobrevuelan sobre sí es la del Golem, el muñeco de arcilla creado allí que podía cobrar vida convirtiéndose en un monstruo. De todas maneras, se dice que él es quien protege esta Sinagoga, que ha sobrevivido a lo largo del tiempo a masacres, incendios y revueltas.
Sobre las paredes de la sinagoga Pinkas aparecen los nombres de los casi 77300 judíos asesinados durante el Holocausto, además de textos y dibujos de niños que sufrieron en los campos de concentración.
El cementerio de Praga fue, durante mucho tiempo, el único lugar donde los judíos podían enterrar a sus seres queridos. El espacio era bastante reducido, por lo que al poco tiempo debieron enterrar, en cada nicho, a varias personas. Si bien hay 12 mil lápidas, se cree que hay más de 100 mil personas bajo tierra. La visita a este lugar probablemente te deje atónito, con el pecho vacío y un nudo en la garganta.
👉 Importante: si querés recorrer este barrio ingresando a las sinagogas, NO vayas un día sábado porque se encuentran cerradas por Shabbat.
Noche praguense
Bueno, si durante el día Praga es un hormiguero de gente, la noche no se queda atrás. Praga también es conocida por su intensa actividad nocturna. Muchos europeos la eligen porque es una ciudad estupenda para "salir de joda". Hasta hay tours de cervezas, donde se va de bar en bar probando las diferentes opciones checas.
De noche la ciudad es tan hermosa, o más quizás, que por la mañana. Inevitable sentarse a tomar o comer algo con las vistas espectaculares que la ciudad ofrece.
Fueros días de ensueño en una ciudad mágica. Sus antiguas construcciones y el pulular de la gente entre las calles empedradas nos enamoraron. Cada vez que aparezca Praga en nuestra mente, habrá una mueca de sonrisa y una suave caricia al corazón.
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