A fines de 2014, con Flor hicimos nuestro primer viaje juntos en avión 🛫 y elegimos cruzar el Atlántico para conocer algunas ciudades europeas. Luego de una conexión en San Pablo, arribamos a uno de los destinos soñados de Flor: París.
Al llegar al aeropuerto, tomamos un tren llamado RER que nos acercó hacia el lugar donde nos hospedábamos, pero por error o apuro, nos bajamos en la estación de Montparnasse, una de las más grandes de la ciudad.
Recuerdo que íbamos cargados cada uno de nosotros con esas mochilas de mochileros -valga la redundancia- con mucho peso encima. Pero no nos molestaban los kilos porque estábamos en París, híper contentos.
Al salir de la estación, nos sentíamos super afortunados de vivir la experiencia de estar en esa ciudad maravillosa. Pero la verdad es que estábamos re perdidos, je.
Teníamos en ese momento un mapa y nada más (no teníamos GPS) y nuestro francés era (sigue siendo) bastante básico.
Recuerdo que ya habíamos caminado un montón y sinceramente seguíamos bastante perdidos. Entré a un hotel para tratar de conseguir información de cómo llegar a nuestro alojamiento y, después de un ida y vuelta -con un poco de inglés y un poco de señas- logré que me dieran algunas indicaciones para llegar.
Ya encaminados hacia el hotel, y bastante cansados por la caminata con el peso encima, veo una silueta reconocible a lo lejos y le digo a Flor: "¡mirá allá quién está!"
Flor la vio y ahí vi cómo unas lágrimas comenzaron a caerse por sus mejillas. Esa emoción que sintió no la voy a olvidar más y eso que sencillamente había visto a la torre Eiffel a kilómetros de distancia.
Habíamos llegado a París, ya no quedaba ninguna duda. Lo único que queríamos en ese momento era dejar las cosas en el hotel y empezar a recorrerla por todos lados.
¿La recorremos juntos?
Gracias por sumarse a esta aventura. Sigamos viajando y seamos muy felices.
Flor y Juan
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