Estábamos a las puertas de los canales más famosos del mundo. Pero al llegar a Mestre, ciudad ubicada a escasos kilómetros de Venecia, tuvimos que caminar desde la estación de trenes hasta el hotel.
Eran nuestros primeros minutos en Italia. Durante la caminata, empezamos a conocer cosas que luego fueron repitiéndose a lo largo y a lo ancho del país. La ropa colgada en balcones y veredas, los aromas de los almuerzos que se estaban preparando, los gatitos que se asustan ante la presencia de unos extraños, el residente huraño que estudia de arriba a abajo el paso cansino de nosotros, los viajeros.
Ni bien dejamos las cosas en la habitación del hotel, nos tomamos un colectivo que en diez minutos nos dejó en Piazzale Roma, punto de partida para conocer la mágica ciudad de Venecia. De allí, tomamos el vaporetto para ir hasta la Piazza San Marco.
Afortunadamente llegamos a Venecia un día soleado después de una semana entera de lluvia. Debíamos aprovecharlo al máximo, ya que al día siguiente las lluvias retornaban.
Llegamos a Piazza San Marco, famosa por sus leones, pero su fachada estaba en remodelación 😢 así que lo que tenía era una gran lona con una foto que simulaba lo que era el frente.
Caminamos un poco por la zona y almorzamos unos sándwiches, y ahí fue cuando Flor probó su máximo placer italiano, tanto así que se convirtió en adicción durante los días que estuvimos en este país: el GELATTO 🍦
Por la tarde nos dimos el gusto de experimentar el paseo en góndola, que duró aproximadamente treinta minutos y el valor fue, tras un pequeño regateo, de unos 60 euros. Por más que no nos guste este sistema comercial, es común pelear el precio de este servicio. Así que, sin vergüenza, regateen.
El "gondolieri" nos llevó por pequeños canales a los que sólo se puede acceder por este tipo de embarcaciones y hasta anduvimos por el Gran Canal.
Por la noche cenamos unas típicas pastas en la Taverna de Baffo 🍝
Al salir de allí, ya de noche seguimos caminando por la bella Venecia: las calles pequeñas, los pasadizos, el reflejo de las luces sobre el agua. La misma ciudad, otro paisaje, otro misterio.
Volvimos a la Piazzale Roma para tomar el bus de regreso a Mestre.
Al día siguiente, tal como estaba pronosticado, llovía. Aún así, el agua no nos impidió recorrer de nuevo la ciudad, ingresamos a la Basílica de San Marcos, cruzamos el Puente del Rialto y contemplamos el Puente de los suspiros.
Por la tarde debimos despedirnos de Venecia. Tomamos otro tren para recorrer otra hermosa ciudad italiana que se roba el corazón de muchos viajeros.
Nos vemos en el siguiente post 👋🏻
Gracias por permitirnos compartir nuestras experiencias con ustedes.
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