Cuando pensamos en ciudades grandes, nos imaginamos cemento y más cemento. Brisbane es todo lo contrario.
De las playas de Airlie Beach y Whitehaven, nos vamos un poco más al sur, pero seguimos en el estado de Queensland. Nos vamos a la capital del estado, Brisbane.
Esta ciudad se levanta sobre las costas del río del mismo nombre. El clima es bastante agradable. Por su clima subtropical, la ciudad tiene inviernos cortos y templados, y veranos bastante calurosos.
Su CBD (central business district), o el centro como diríamos nosotros, está plagado de edificios muy altos y modernos que, por la noche, con su iluminación generan una visual preciosísima.
Lo que más nos llamó la atención (ya a la limpieza y pulcritud de las calles australianas nos estábamos acostumbrando) fue la cantidad de espacios verdes que hay disponibles. Otros dos puntos que nos sorprendieron gratamente fueron la facilidad para moverse en bicicletas, gracias a su red de ciclovías y, por otro lado, su playa artificial (“streets beach”) a la vera del río, la cual es de acceso gratuito. Sí, en plena ciudad una playa de aguas cristalinas pegadita al río.
Brisbane, desde hace algunos años, es considerada como una de las mejores ciudades para vivir. En poco tiempo nos estábamos dando cuenta del porqué.
Además, Brisbane es una ciudad desde la cual se pueden recorrer dos costas muy turísticas de Australia, la Sunshine Coast y la Gold Coast.
A alguna de ellas fuimos, no quedó otra.
Seguimos viajando. Gracias por estar del otro lado!
Flor y Juan.
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