Ubicado en los Países Bajos, a unos 120 kilómetros al noreste de Ámsterdam, se encuentra este pintoresco pueblo, conocido por sus canales, puentes de madera y casas con techos de paja. Apodado la Venecia del Norte, esta aldea sin carreteras es un destino ideal para quienes buscan tranquilidad y belleza natural.

El pueblo fue fundado en el siglo XIII por colonos que descubrieron una gran cantidad de cuernos de cabras fosilizados en la zona, lo que dio origen a su nombre. Su sistema de canales surgió tras la extracción de turba, formando lagos y vías fluviales que luego fueron utilizadas como rutas de transporte.

Las casas con techos de paja, típicas de la región, pertenecen principalmente a residentes locales, aunque muchas se han convertido en alojamientos turísticos, restaurantes y pequeñas tiendas de artesanía. Con una población de menos de tres mil habitantes, la comunidad aboga por la preservación del patrimonio a través de un turismo sostenible.
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En el pasado, los habitantes se desplazaban en pequeñas embarcaciones llamadas punters, impulsadas con una vara de madera, una costumbre que aún se mantiene. Sin embargo, hoy en día la mayoría opta por botes eléctricos o simplemente recorrer el pueblo a pie, aprovechando los más de 150 puentes de madera que conectan las islas residenciales.
Recorrer Giethoorn, la Venecia del Norte, es como adentrarse en un escenario de fantasía. El suave murmullo del agua deslizándose por los canales, el verde vibrante del césped y los árboles, el canto de los pájaros y la arquitectura encantadora crean una atmósfera mágica. Navegar en un bote o pasear por sus callejuelas transmite una sensación única de paz. La belleza del paisaje invita a perderse en cada rincón, cada uno como sacado de una postal.
Si estás por la zona, no te pierdas este destino que seguro te va a encantar.
¡Sigamos viajando!
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