Tras el desayuno 🥐 del Berjaya Praslin Resort, arrancamos con el auto hacia el sur de la isla de Praslin (Seychelles), a la Bahía de Sainte Anne. Allí tomamos un barco de Inter Island Ferry hacia La Digue, una isla que prometía más playas paradisíacas.
La Digue es una isla de 10 kilómetros cuadrados, prácticamente cuatro veces más pequeña que Praslin. Aún así, se las ingenia para ofrecernos numerosos atractivos.
Al llegar, el pequeño poblado te recibe con muchos locales, en especial se destacan los de alquileres de bicicletas 🚲. Estas son el principal medio de transporte.
Alquilamos unas y recorrimos la isla de sur a norte y de este a oeste.🤚🏻 Si bien es pequeña, tiene montañas de hasta 300 metros de altura, por lo que por momentos las subidas pueden ser muy exigentes. Elegir bicis en buen estado es fundamental para no pasarla mal.
Para destacar un par de lugares:
Union State: dentro de este parque hay un sendero rodeado por plantaciones de cocoteros 🌴 y vainillas que es increíble. Además, se encuentran las tortugas 🐢 de Aldabra, una de las más grandes en su especie (y más longevas, de alrededor de 200 años de edad). De todas maneras, el principal atractivo es una playa, considerada como una de las más bonitas del planeta: Source D´Argent. Esta playa es de aguas cristalinas y tranquilas. De arenas sedosas y extrañas piedras gigantes de granito, se entremezcla a la perfección con la verde (casi flúo diríamos) vegetación de la isla.
Otra playa increíble que visitamos fue Grand Anse. Amplia, de olas salvajes, no es para cualquiera. Agárrense fuerte el corpiño y ajústense bien la malla si no los quieren perder en el intento de jugar con sus olas. El color del agua es hipnotizante. La temperatura del agua, un placer.
La isla, tal como Praslin, merece ser recorrida en su totalidad. Cada rincón parece ser salido de una postal.
La Digue te encandila por sus colores estridentes, por el celeste de su agua y por el verdor de sus plantaciones. La Digue es, sin dudas, otro de los paraísos que habitan nuestra tierra.
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