Hoy en día existen frases hechas que escuchamos frecuentemente. Una de ellas es “la salida es Ezeiza”.
Para aquellos que no lo conocen, Ezeiza es el aeropuerto más importante de la Argentina, desde donde parten la gran mayoría de vuelos internacionales.
Digamos que quien usa la frase “la salida es Ezeiza” quiere decirnos que la única alternativa para vivir mejor es yéndose del país.
Mucha gente cree que la solución está en irse lejos. Mucha gente quisiera hacerlo y mucha gente hasta felicita al que se va.
Estas palabras que vienen a continuación no son para desanimarnos en la idea de emigrar, ni mucho menos. Simplemente, debemos pensar bien qué ganamos y qué perdemos a la hora de encararlo. ¿Qué resignamos si nos vamos de nuestro país? ¿Lo podríamos sobrellevar? ¿Es necesario irnos a un lugar tan lejano para comenzar una nueva vida?
Antes de irnos, deberíamos preguntarnos e investigar qué ganaríamos y qué perderíamos yéndonos.
Aquí, algunas cuestiones que podríamos evaluar previo a la toma de la decisión.
Lejanía de afectos
Generalmente, cuando nos vamos del país, perdemos el contacto y la contención de nuestra familia y amigos. Si bien hoy la comunicación es más fácil con la telefonía, no es lo mismo. No es ni remotamente parecido. A la lejanía se la puede sentir mucho. Especialmente cuando atravesamos situaciones complejas.
¿Vivimos tan mal?
¿Cómo vivimos en el lugar en el que estamos? ¿Tenemos trabajo estable? ¿Nos alcanza para vivir? ¿Para ahorrar? ¿Cómo nos sentimos en el día a día?
Idiosincracia
La forma de vivir en algunos países es muy distinta a la del nuestro. En Argentina somos amigueros, somos de juntarnos en la semana, de invitarnos a nuestras casas. Eso no es tan común en otros lugares del planeta.
Convertirnos en extranjeros
A veces, por más que tengamos ciudadanía del lugar al que emigramos, para algunos seremos indefectiblemente “de afuera”, extraños. Y el racismo existe en Argentina, en Bolivia, en Europa, en Japón y hasta en Marte, si hubiera vida.
Incertidumbre laboral
Si venimos sin nada concreto en lo laboral, podríamos terminar haciendo algo a lo que no estaríamos dispuestos a hacer en nuestro país. ¿Nos lo bancaríamos?
Ahorros
¿Tenemos ahorros suficientes para comenzar una vida de cero en otro lugar? Hay gente que se va con el pasaje en la mano y un poco de dinero en el bolsillo. Hay casos en los que la jugada sale bien. Otros, donde se usa el pasaje de vuelta.
Alternativas dentro del país
No nos gusta la ciudad en la que estamos, es muy grande, es muy ruidosa, es demasiado tranquila, o es muy insegura. ¿Consideramos irnos a vivir a otro lugar que cumpla con nuestras necesidades dentro del país?
Bueno, estas son algunas preguntas que me han surgido rápidamente, poniéndome en el lugar de alguien que debiera tomar una decisión tan importante. Es bueno hacérselas y sopesar lo bueno y lo malo, para actuar en consecuencia.
Vos, ¿tuviste alguna vez la idea de irte de tu país? ¿Qué te lleva a pensarlo? ¿Qué te frena a hacerlo? ¡Contános!
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