Las horas de las vidas más comunes.
Su suerte en el guión universal.
Historias incenciándose en el aire.
Postales que nos muestra la ciudad.
Alguien ríe,
alguien lloró.
Alguien canta,
alguien amó.
Minuto de una vida entre otra vida.
Un hombre viejo mira un funeral,
una muchacha ríe en la placita,
una familia aguanta un temporal.
Alguien ríe,
alguien lloró.
Alguien canta,
alguien amó.
Agarráte Catalina - "Vidas comunes"
Cuántas veces te pasó que ibas caminando, o sentado en el auto -o en el cole- y mirabas las ventanas de los edificios o casas, imaginándote qué podía estar pasando en cada mundo que ahí adentro se desenvolvía.
A mí... muchas veces. Y siempre crecían en mi mente historias locas, historias tristes, de amor, de soledad, de comidas ricas y calentitas, de familias felices frente al calor de un hogar.
Hoy -en la van- con Flor y Otto, recorremos mares, callecitas angostas, rutas, autopistas, pueblitos y ciudades. Viajamos en nuestra casa de cuatro ruedas, en tren, en colectivo y hasta en barco. Veo miles de ventanitas. Miles de mundos. Me imagino miles de historias.
También veo cientos de caras. Caras largas de ida al trabajo un frío lunes invernal. Caras de fastidio en alguna ruta atascada. Caras de inocencia, inocencia propia de dos niños jugando en una placita. El mundo va y la vida hierve en todos lados. Y nosotros, tres “fueguitos” -como diría Eduardo Galeano- muy curiosos viendo a la tierra girar.
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