Volvemos a recorrer una de las ciudades con mayor afluencia de turistas en el mundo. En 2022, fue la tercer ciudad italiana más visitada, detrás de Roma y Milano. Esta última seguramente en segundo lugar, más por su importante red de aeropuertos que por su atracción turística.
Cuando llegamos a Marghera, un pueblo aledaño a Venecia, nos surgió un pequeño problema, que fue que Flor había perdido un juego de llaves de nuestro camper. De esta manera, quedábamos con un solo juego y, sinceramente, no queríamos quedarnos así. Así que empezamos a deambular por la zona para averiguar si nos podían hacer una copia de la llave que nos quedaba.
Si bien nos la podían hacer, era imposible hacernos una copia del control remoto de la alarma, ya un poco antiguo. Luego de consultar en cuatro lugares diferentes, decidimos emprender el regreso al lugar al cual Flor creía que las había perdido.
Estábamos a más de cien kilómetros del lugar en cuestión. Sin mucha ilusión, regresamos al lugar de la supuesta pérdida. Un pequeño sendero a las afueras de la ciudad de Verona, por el que pasaban muchas personas que salían a caminar o a andar en bicicleta.
Nos estacionamos y Flor fue a recorrer el sendero con Otto. ¿Qué creen?
¡Las llaves estaban! Alguien las había encontrado y las había dejado colgadas en un alambrado que estaba al costado del camino. Tuvimos la suerte de encontrar las llaves prácticamente 48 horas después de haberlas perdido.
Bueno, la verdad que el texto se fue por las ramas. Pero es que escribiendo un poco los sucesos previos a la llegada a Venecia, se me vino a la mente este momento que fue bastante angustiante.
Luego de encontrar las llaves, retomamos la ruta y volvimos a Marghera, lugar donde pasamos la noche.
Estuvimos dos días yendo a Venecia para recopilar algunas tomas y esto fue lo que armamos:
¡Sigamos viajando!
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