Se han cumplido poco más de dos semanas en esta nueva etapa de nuestras vidas.
Muchas cosas hemos aprendido en tan poco tiempo, y la de enseñanzas (o golpes) que nos esperan.
Escribo estas palabras en un estacionamiento casi vacío, en una zona residencial aledaña a la estación de trenes de Pompeya, Italia. En un rato enciendo a Estela (así es como llamamos afectuosamente a nuestra van) para ir a un parking de un supermercado que nos parece un poco más seguro, y en el que suelen parar otros "locos" como nosotros.
En poco tiempo aprendimos a racionar el agua, a consumir menos el celu para que nos dure así más la batería, a vivir de día y dejar la noche para el descanso.
Aprendimos que no siempre dormiremos en lugares idílicos, que no siempre tendremos batería en la compu para mirar una peli, y que muchas veces cenaremos con la luz de una vela. Que en vez de instagram, nos entretendremos con el chinchón o la escoba del quince. O retornaremos a ese viejo y extraño hábito de charlar.
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