Volvemos a Florencia nueve años más tarde y nos enamoramos nuevamente.
Tras el paso por Siena, recalamos en Le Sieci, un pueblo que está a pocos kilómetros de Florencia. Paramos en este pueblito debido a que nos parecía mucho más seguro pernoctar en un lugar tranquilo, en lugar de hacerlo en una ciudad grande como Florencia.
Para llegar a esta ciudad tomamos el tren desde la estación que teníamos a pocas cuadras. Si bien ya conocíamos Firenze, la vez que habíamos ido la lluvia nos había, justamente, "aguado la fiesta".
Así que aprovechamos para recorrerla, no diría a pleno sol, pero al menos sin precipitaciones. Otto se quedó en el camper, y con él siempre quedó alguien acompañándolo.
Luego de dos días hermosos, partimos hacia otro paraíso camperista, podríamos decir. Llegamos a Casciana Terme, con un área de sosta camper ideal, muy limpia y equipada. Carga y descarga de aguas impecable y, como si fuera poco, luz gratuita. Al ingreso de este parking había una barrera que permanecía levantada. Creemos que en otra época del año, con mayor demanda, este sitio no debe ser gratuito.
Fue un lugar en el que descansamos y logramos resolver un problemita en el camper.
De Casciana Terme pasamos a San Giuliano Terme, pegadito a Pisa. Otra ciudad satélite a una gran ciudad como Pisa. Decidimos también hacer base aquí para visitar un ícono de la arquitectura mundial, la Torre inclinada de Pisa.
Estamos visita la hicimos en completa soledad. Los tres, disfrutando de un momento sin igual.
Les dejamos un videito que hicimos mostrando todo esto que acabamos de escribir. ¡Sigamos viajando!
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