La última parada en nuestro primera travesía europea fue Madrid.
Ya habíamos estado en ciudades icónicas, en las cuales habíamos seguido el "manual del turista", es decir visitar aquellos atractivos que no podíamos dejar de conocer antes de irte: así conocimos el Louvre, el Arco del Triunfo, el Sacre Coeur, el puente de los suspiros, la Piazza San Marco, el Duomo de Florencia, el David de Michelangelo, el Coliseo, el Vaticano y muchas más.
Cuando llegamos a Madrid, la verdad, es que ya estábamos cansados de seguir en esa línea de cumplimentar a rajatabla con los “must see”. Es por eso que decidimos relajarnos y recorrer más tranquilos, sin tanto apuro y sin un determinado itinerario.
Obviamente sí anduvimos por la Gran Vía y las peatonales hasta llegar a la puerta del Sol con el Oso y el Madroño. Recorrimos también la zona de la Plaza Mayor, la ópera y el Palacio Real con sus jardines.
¡Y comimos! Mucho y muy rico: pasamos por sándwiches de jamón crudo memorables, montaditos, pizzas en el pintoresco Mercado de San Miguel, tapas y papas bravas. ¡Hasta entraña en una parrilla argentina!
Si hay algo que uno puede recordar de Madrid es la comida, la cerveza, y la gente disfrutando de todo esto. Ya sea al mediodía, a la tardecita, o entrada ya la noche. Madrid es una ciudad con mucha vida social y es eso lo que la hace tan especial.
También visitamos el Parque del Retiro, tomando unos mates y comiendo (¿cúando no?) unos churros bañados en chocolate. El parque nos encantó, por sus jardines, por su cuidado y su Palacio de Cristal. Realmente a quien disfruta de los espacios verdes, es un lugar muy bonito para recorrer.
Ya el día que debíamos tomar nuestro vuelo de regreso, caminando cerca del hotel donde nos hospedábamos, bordeando el Manzanares nos encontramos con muchos aficionados del Atlético de Madrid. Sin darnos cuenta estábamos frente al antiguo estadio Vicente Calderón del equipo dirigido en ese entonces por el Cholo Simeone. Y era día de partido. ¿Cómo terminó la cuestión? Entrando al estadio y viendo un Aleti 2 – Málaga 1.
Madrid nos gustó tanto que repetiríamos en diversas ocasiones.
¡Sigamos viajando!
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