¿Una noche en Oporto? 14 cosas que no te podés perder
- vandeados - Flor y Juan
- 12 ago
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 14 ago
Cómo aprovechar al máximo tu visita con sólo una noche en Oporto: itinerario esencial
La segunda ciudad más grande de Portugal esconde mil rincones por descubrir. Si solo contás con una noche en Oporto, no te preocupes: vas a poder disfrutar de su esencia, con sus vistas al río Duero, sus fachadas de azulejos, su vino único, su historia y ese aire melancólico que la hace tan especial.

Día 1 – Llegada y primeras postales
Si llegás en tren, tu bienvenida será la Estación de São Bento. Se levantó a principios del siglo XX en el lugar donde antes estaba el Monasterio de São Bento de Ave-Maria. Y qué mejor recibimiento que un hall cubierto con unos 20.000 azulejos pintados a mano entre 1905 y 1916 por el artista Jorge Colaço, que narran batallas históricas y escenas de la vida cotidiana en Portugal. Es una muestra fiel de lo que te espera en la ciudad: arte en cada rincón.
Es uno de esos lugares donde no podés parar de mirar a todos lados y, si sos de los que sacan fotos, vas a tener material para rato.
Si te alojás por la zona (muy recomendable para optimizar tiempos), dejá las valijas y salí a caminar.
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1 - Calle Santa Catarina
Una de las calles con más movimiento comercial. Vas a encontrar principalmente tiendas de ropa de marcas internacionales y opciones gastronómicas. El punto más bonito es el Café Majestic, inaugurado en 1921, con decoración Belle Époque y un aire de película. Inaugurado el 17 de diciembre de 1921 bajo el nombre de Café Elite, se convirtió en el punto de encuentro de personajes ilustres de la época y fuente de inspiración para escritores y artistas. Después de años de abandono, reabrió sus puertas y hoy es un ícono de la ciudad.
2 - Capela das Almas
Siguiendo por la Rua Santa Catarina, te vas a encontrar con uno de los lugares más fotografiados de Oporto: la Capela das Almas. Su fachada, cubierta con unos 16.000 azulejos azules y blancos colocados en 1929, es algo que no pasa desapercibido. Las escenas, obra del artista Eduardo Leite y pintadas a mano en la Fábrica Viúva Lamego de Lisboa, narran momentos de la vida de San Francisco de Asís y de Santa Catarina, patrona de la capilla. Eso sí, paciencia: todos quieren su foto y vas a tener que esperar el momento justo para lograr la instantánea perfecta.

3 - Mercado do Bolhão
Un clásico de Oporto, abierto desde 1914 y recientemente restaurado. Para nosotros uno de los mercados más lindos de Europa. Vas a encontrar frutas, pescados, flores, embutidos y pequeños bares y puestitos con comida, ideales para probar algo rápido. Es un pedacito de la vida local.

4 - McDonald’s Imperial
Sí, te recomendamos que pases por un McDonald’s… pero decorado con vitrales y lámparas de araña. Aunque no comas ahí, vale la pena entrar y verlo. Y si sos fan de la cadena de comidas rápidas, podrás decir que estuviste en uno de los McDonald's más lindos del mundo.
5 - Iglesia y Torre de los Clérigos
Subir a esta torre es toda una aventura: hay 240 escalones altos y pasillos angostos por donde solo pasa una persona (y a veces hay que compartir el paso con quienes suben y bajan al mismo tiempo). Pero la recompensa es una vista panorámica privilegiada de Oporto.
6 - Librería Lello: la librería más linda del mundo
Entre su escalera de madera, vitrales y estanterías centenarias, parece un escenario de película. Aunque es un mito que J.K. Rowling se inspirara aquí para Harry Potter, la atmósfera de la librería te hace sentir como si estuvieras dentro de ese mundo mágico.
A ver, no conocemos todas las librerías del mundo, pero damos fe de que es hermosa, magnética y mágica.

TIP: la entrada se compra con antelación. Recomendamos la entrada que incluye, además de la visita, un libro de su editorial, con clásicos disponibles en varios idiomas, entre ellos español, inglés y francés. Nosotros nos llevamos El Principito de Saint-Exupéry en español, un hermoso recuerdo de la librería más bonita que hayamos visitado. Más info haciendo click aquí.
7 - Igreja do Carmo
Cruzando la plaza desde la librería, llegás a las conocidas como las “iglesias gemelas” de Oporto: la Igreja do Carmo y la Igreja dos Carmelitas. Aunque están pegadas, no comparten pared, ya que entre ellas se interpone una estrechísima “casa” —la más angosta de Portugal— que funciona como separación física.
La Igreja do Carmo, construida en el siglo XVIII por la Orden de los Carmelitas Descalzos, destaca por su imponente fachada barroca y, sobre todo, por el gran mural de azulejos azules y blancos que adorna su lateral, añadido en 1912 y que representa la fundación de la Orden. En su interior, retablos dorados de estilo rococó y bóvedas pintadas completan una de las iglesias más bellas de la ciudad.
Esta pequeña vivienda intermedia, que en su momento fue hogar de artesanos y eclesiásticos, es un ícono arquitectónico y un curioso testimonio de la historia local, que añade un toque único a esta zona tan pintoresca.
TIP: Este barrio es súper pintoresco. Te recomendamos caminar entre sus callecitas, admirando las casas con fachadas repletas de azulejos y los grafitis coloridos que aparecen por aquí y allá, es otra gran recomendación. Cenar aquí podría ser un buen cierre para un gran día de paseo.

Día 2 – Miradores, vino y el Duero
Hay más por recorrer al segundo día:
8 - Sé do Porto (Catedral)
Desde su explanada se tienen vistas impresionantes de la ciudad. Pero lo más especial está dentro: el claustro, con su jardín central, columnas y paredes cubiertas de azulejos, tiene un aura única. Incluso en la parte superior, accesible por una escalera, se encuentran más paneles de azulejos que continúan la decoración y ofrecen otra perspectiva del conjunto. Para nosotros, una de las cosas más bonitas de la ciudad.

9 - Puente Don Luis I
Obra de Téophile Seyrig, discípulo de Gustave Eiffel, inaugurada en 1886. Es una joya de la ingeniería y un símbolo de Oporto. Cruzarlo por arriba, viendo pasar el metro y el río abajo, es un recuerdo que te quedará para siempre. Y visto desde la distancia, es otra de las postales clásicas de la ciudad.

10 - Vila Nova de Gaia

Al cruzar el puente, llegás a Vila Nova de Gaia, hogar de las bodegas de vino de Oporto. Antiguamente aquí se almacenaba y maduraba el vino antes de ser exportado; hoy, en cambio, las calles cercanas al río están llenas de bares, restaurantes y bodegas donde podés hacer degustaciones. No podés irte sin probar el típico vino de Oporto, de un dulzor especial, mientras de frente la ciudad te regala una de sus postales más icónicas. Entre el ir y venir de la gente, los colores de las fachadas y el reflejo en el Duero, el plan es perfecto.
TIP: Sentate en algún barcito cerquita del río para disfrutar de la ciudad en todo su esplendor: el agua y sus barcos, el Puente Don Luis I y el propio movimiento de turistas y locales.
Recomendada la visita a la Bodega Cockburn´s
11 - Ribeira
Volvé cruzando el puente por abajo y metete en este barrio antiguo. Callejones, pasadizos, ropa colgando de los balcones… el Oporto más auténtico está acá.
12 - Igreja de São Francisco
Por fuera podría pasar desapercibida, pero la Igreja de São Francisco, construida entre 1383 y 1425 en estilo gótico, guarda en su interior una de las decoraciones más impresionantes de Oporto: más de 300 kilos de pan de oro que recubren paredes, columnas y retablos. Este revestimiento barroco, añadido entre los siglos XVII y XVIII, fue tan ostentoso que, en épocas de crisis, el templo estuvo cerrado durante años porque contrastaba demasiado con la situación de la población local. Hoy, además de admirar su interior, se puede visitar un osario en el subsuelo… y, más allá del brillo de todo ese oro, fue lo que más nos sorprendió de la visita.
TIP: No está permitido sacar fotos en el interior, así que guardá el celular y disfrutá del momento.
13 - Palácio da Bolsa
Construido en el siglo XIX, el Palácio da Bolsa fue la sede de la Asociación Comercial de Oporto. La entrada incluye una visita guiada que recorre sus salas más destacadas, siendo el Salón Árabe su joya máxima: un espacio de lujo impresionante, inspirado en la Alhambra de Granada.
Las visitas se realizan en horarios específicos y dependen del idioma disponible. Se ofrecen en portugués, español, inglés y francés, por lo que conviene consultar y reservar con antelación.
TIP: Aquí sí se pueden sacar fotos, pero está prohibido grabar videos.

14 - Rua das Flores
Una calle peatonal animada, con tiendas, cafés y músicos callejeros. Ideal para cerrar tu recorrido con algo rico y una última foto.
Cómo llegar a Oporto
Oporto cuenta con un aeropuerto internacional, el Aeropuerto Francisco Sá Carneiro (código OPO), ubicado a unos 11 km al noroeste del centro de la ciudad. Desde el aeropuerto, hay varias opciones para llegar al centro:
Metro (Línea E - violeta): conecta el aeropuerto con el centro de Oporto en unos 30 minutos, terminando en la estación Trindade. Desde Trindade podés hacer trasbordo a otras líneas del metro para moverte por la ciudad o caminar unos 5–7 minutos hasta la Avenida dos Aliados, el corazón del centro. En el camino, la línea pasa por estaciones clave como Bolhão, zona comercial, y Campanhã, la principal estación de trenes de larga distancia.
Autobús: varias líneas también hacen el trayecto, aunque el metro suele ser más práctico.
Taxi o servicios de transporte privado: más cómodos pero también más costosos, ideales si vas con mucho equipaje o en grupo.

Trenes
En cuanto a trenes, la Estación de São Bento es la principal estación en el centro de Oporto, famosa por sus azulejos interiores. Desde allí salen y llegan trenes regionales, nacionales e internacionales.
Trenes nacionales: conectan Oporto con otras ciudades portuguesas como Lisboa, Coimbra y Braga.
Trenes internacionales: desde España, principalmente desde Madrid y Vigo, se puede llegar a Oporto haciendo transbordo en Lisboa o en otras ciudades, aunque no hay trenes directos frecuentes. La conexión más habitual para viajeros desde España es llegar primero a Vigo y luego tomar un tren o bus a Oporto.
Con esta guía, aunque solo tengas una noche en Oporto, vas a conocer lo más importante de la ciudad. Y te aseguro que vas a querer volver.
¡Sigamos viajando!